Los odontólogos recomiendan cambiar el cepillo de dientes cuando aparezcan los primeros signos de desgaste o como mínimo cada tres meses porque la evidencia científica demuestra que un cepillo gastado no puede eliminar la placa bacteriana o biofilm bucal con la misma eficacia que uno en óptimas condiciones

Pérdida de eficacia de los filamentos

A medida que se utiliza un cepillo dental, los filamentos se deterioran, pierden su eficacia y no llegan a limpiar las zonas de difícil acceso. Como resultado, el cepillado resulta poco eficaz y puede llegar a desgastar el esmalte dental o dañar las encías. Además, unos filamentos deteriorados incrementan la contaminación bacteriana. Está demostrado que un cepillo en mal estado no es efectivo a la hora de eliminar el biofilm bucal .

Los estudios científicos muestran cómo los cepillos de dientes que se han utilizado durante un periodo de más de tres meses no son capaces de eliminar el biofilm bucal tal y como deberían

Los filamentos: el medio ideal para el crecimiento de bacterias

Los cepillos de dientes pueden desempeñar un papel importante en la transmisión de enfermedades y aumentar el riesgo de infección, ya que pueden servir como reservorio para los microorganismos. La contaminación se debe a la retención y la supervivencia de microorganismos infecciosos en el cepillo de dientes. La contaminación de los cepillos de dientes se produce poco después del primer uso y aumenta a medida que se va utilizando

El ambiente húmedo y poco aireado favorece la acumulación y crecimiento de bacterias, por lo que se deben extremar las precauciones:

  • Aclarar bien el cepillo después de utilizarlo y eliminar el exceso de agua.
  • Utilizar siempre cepillos que tengan capuchón para que tanto el cabezal como sus filamentos queden protegidos, pero que al mismo tiempo permita el paso del aire; ello minimizará un ambiente húmedo entre los filamentos.
  • Guardar el cepillo dental en posición vertical para facilitar su secado e impedir su contaminación.
  • Evitar el contacto entre cepillos para prevenir una contaminación cruzada.
  • Renovar el cepillo dental después de una enfermedad. Esto es fundamental porque los microorganismos infecciosos pueden permanecer en el cepillo y causar una recaída.
  • Cambiar el cepillo como mínimo cada tres meses aunque tenga una buena apariencia porque el acúmulo de bacterias puede ser excesivo durante este tiempo, o incluso antes si se oservan signos de desgaste.
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